Dolores de cabeza constantes, fatiga crónica, agotamiento físico y emocional, desmotivación… ¿te suena?

Éstos son algunos de los síntomas que puede reflejar el Síndrome del profesional quemado. Si te reconoces en alguno de estos síntomas es posible que lo estés sufriendo.

 Herbert Freudenberger en 1974 fue quien asignó este nombre a los síntomas que sentían muchos de sus colegas de profesión en el hospital para toxicómanos en Nueva York. El psicólogo clínico, observó que muchos de sus compañeros, tras años de profesión, mostraban signos de desgaste profesional; eran profesionales quemados por el día a día de su profesión.

Una de las causas más importantes del Síndrome de Burnout es la falta de satisfacción laboral. No se sentían motivados en su trabajo y por tanto no se sentían realizados. El ciclo suele empezar con una persona ilusionada y altamente motivada, dedicado a su puesto de trabajo pero que, con el tiempo, la ilusión va desapareciendo a medida que aparecen otros factores como la no consecución de expectativas o logros en su profesión, empezando una segunda etapa de frustración y desánimo.

Una vez aquí, la persona pierde el interés por lo que hace, desarrollando actitudes negativas que pueden acabar por afectar a los compañeros, debido a que se vuelve conflictivo con ellos.

Al final de esta etapa aparece una nueva que es la rendición. Aquí la persona piensa que no puede hacer nada por cambiar la situación y en este punto se suele volver cínica, despreocupada, indolente…

Ya en un nivel más avanzado, baja la autoestima y puede llevar a la persona afectada a encontrar refugio en el alcohol o las drogas.

Esta situación normalmente viene derivada de un trabajo en el que se ha puesto altas expectativas y con el tiempo se da cuenta que la realidad es muy distinta y decepcionante; la falta de reconocimiento de sus superiores ante un trabajo realizado con éxito en resultados; desconocimiento de los objetivos y de las tareas a desempeñar; falta de motivación en el trabajo como por ejemplo tener un salario demasiado bajo o no tener incentivos a pesar del esfuerzo realizado; tener una carga excesiva de tareas del que solo se tiene la sensación de no llegar a todo y sentirse angustiado por ello.

Este síndrome no debe confundirse con el estrés laboral. La diferencia radica que  con descanso y desconexión temporal del trabajo el estrés laboral desaparece. Para solucionar un caso de Síndrome de Burnout es necesario cambiar las premisas que ocasionan el problema, analizar las situaciones que han llevado a la persona a padecerlo e intentar cambiarlas en la medida de lo posible.

Si por ejemplo el problema radica en el exceso de trabajo, una organización eficaz y aprender a delegar en otras personas es una buena solución; o si te consideras poco reconocido, plantéalo, pero siempre sobre la base sólida de tus tareas y la consecución de los objetivos que tenías marcados. Lo mismo ocurre en el caso de un sueldo no acorde con tus habilidades y tareas que realizas.

Y si te falta motivación, sé creativo, comunícate y plantéalo. 

Vivir aceptando el hecho que podemos seguir trabajando en un puesto que nos hace infelices es un error, y a la larga, puede afectará a todo cuanto te rodea.

Hay una frase que me encanta y que dice lo siguiente: “Trabaja en un trabajo que te guste y no volverás a trabajar ningún día de tu vida”. Pero debes estar alerta y si estos síntomas empiezan a aparecer planteate dónde está el problema y encuentra una solución desde el primer momento.

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